Esta historia fue escrita por Benito Pérez Galdós, siendo
esta una de sus novelas más leídas.
Esta es una historia de amor, que no sólo nos invita a
reflexionar acerca de este sentimiento, sino que nos hace pensar acerca del
verdadero significado de caridad; acerca de la ceguera, no sólo la ocasionada por
la falta de vista, sino abarcando la “ceguera mental”, que no nos permite ver
las cosas como realmente son.
Marianela es una chica entregada a la naturaleza. No contó con alguien que la
guiara y la educara, es por esto que su entendimiento del mundo se inclina
mucho por la fantasía, la naturaleza y la virgen. Pero son estas ideas
precisamente las que le dan un toque diferente a su personalidad.
Pablo, que es ciego de nacimiento, es el amo de Marianela (o Nela, como algunos la llaman),
quien funge un papel importante como su lazarillo.
Pablo se cree enamorado de la Nela, ya que ella le sirve
de guía y, mediante las descripciones que ella le da, él es capaz de conocer el
mundo. Tan enamorado está, que es capaz de sentir la hermosura de su ser, porque físicamente, Marianela no es precisamente hermosa
(tristemente, se lo recuerdan a esta muy seguido en el desarrollo de la
historia), cosa que ella sabe.
Se le presenta a Pablo la oportunidad de recibir una cirugía,
por parte de un doctor muy reconocido en el área de oftalmología. Al enterarse
de esto, Pablo se pone feliz, ya que al fin podrá ver al amor de su vida, al
fin podrá constatar cuán grande es su belleza… al enterarse de esto, Marianela se siente infeliz, porque imagina que el mismo instante en el que Pablo la
mire, dejará de amarla y la querrá lejos de su vida. Es en este momento en el
que Nela se debate sobre lo que debe de hacer: huir, quitarse la vida,
afrontar las consecuencias…
Una historia de un amor triste; una historia que nos revela
que el verdadero significado de caridad no es sólo darle dinero a la gente que
creemos pobre; una historia que nos da a entender que los ojos nos engañan
muchas veces: “…con los ojos se ven
muchos disparates, lo cual indica que ese órgano tan precioso sirve a veces
para presentar las cosas desfiguradas, cambiando los objetos de su natural
forma en otra postiza y fingida…”
Porque, después de todo, ¿cuántas veces
no nos hemos basado en lo que vemos, en lugar de descubrir realmente qué es lo
que está frente a nosotros?
Una historia que no deben dejar pasar.
“…Para mí no hay más mujer que tú en el mundo. Cuando mis
ojos vean, si ven, no habrá para ellos otra hermosura más que la tuya
celestial; todo lo demás será sombras y cosas lejanas que no fijarán mi atención.
¿De qué modo se retrata el alma en las caras? Si la luz no sirve para
enseñarnos un nuevo lado de nuestro pensamiento, ¿para qué sirve? Lo que es y
lo que se siente, ¿no son una misma cosa? La forma y la idea, ¿no son como el
calor y el fuego? ¿Pueden separarse? ¿Puedes dejar tú de ser para mí el más
hermoso, el más amado de todos los seres de la tierra cuando yo me haga dueño
de los inmensos dominios de la forma?.”
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