jueves, 25 de octubre de 2012

Simplemente humana.


Soy normal, al menos así me considero, a pesar de lo que otros puedan pensar. Cometo errores, lastimo gente sin querer, soy orgullosa, alguna que otra vez miento; intento no llorar algunas veces, me rehúso a admitir ciertas cosas… y todo lo demás que todos hacemos, como: amar, extrañar, sentirse bien, sentirse mal, querer regresar el tiempo; querer que la vida sea como una de esas películas en las que todo se arregla rápido y se es feliz hasta la muerte…

También he seguido impulsos alguna vez: decir algo que no debía, hacer algo que, para muchos, sería una locura hacer. Pero no me arrepiento, porque esos impulsos, hayan sido un error o un acierto, me han formado, y gracias a ellos he vivido y sentido cosas que tal vez no hubiera vivido o sentido de no haberme dejado llevar.

 Así como he dicho y hecho tantas cosas sin pensar, me he guardado tanto,  he dejado de hacer tanto… creo que es de lo único que me arrepiento. Pero intento convencerme de que está mejor así, me invento o reconozco razones para seguir aguantando esa inquietud.

Yo también he tenido peleas, también he dejado gente atrás, sobre todo, también me han dejado atrás.

 A mí también me han dicho que no llegaré lejos, a ningún lado. Me han mentido y engañado; me han juzgado, así como he juzgado…

Empiezo cosas que no necesariamente termino, y me lo reprocho. Sigo adelante, pero también pienso mucho en el pasado y a veces lo añoro…

Por otro lado, yo también tengo sueños, sueños que tal vez son inalcanzables, pero por los que no pienso rendirme… También anhelo un amor de novela; imagino cómo será la próxima vez que me enamore; sueño con formar una familia, viajar,  y conocer muchos lugares y a muchas personas. A veces imagino cómo me veré a los 30, 50, y si llego, a los 80 años. No me gusta pensar en la muerte.

Realmente creo que todos, absolutamente todos los humanos cuentan con cierto grado de bondad, y confío, confío mucho en la gente, hasta que me arrebatan esa confianza… Le tengo miedo a los ruidos extraños en la noche y a las cucarachas.

La música me hace sentir bien, a veces también mal, pero la mayoría de las veces me saca, al menos, una sonrisa. Con decirles que mi vista se ha llegado a nublar un poco al escuchar una canción especial, incluso cuando camino por la calle, no puedo evitarlo… la  música logra llegar más allá que cualquier otra cosa en mí.

Tengo muchas cosquillas, me gusta discutir, los debates… me gusta leer, y cuando leo, odio que me interrumpan. Leer es para mí un escape de la realidad.

Me gustan las burbujas, y  platicar por horas, sobre todo si es en alguna cafetería… me encanta la lluvia, me hace sentir bien. Me gusta ver el cielo reflejado en los charcos.  También me encanta el mar, su inmensidad me inspira, me hace sentir pequeña, pero me inspira.

Me encanta andar descalza en mi casa y  amo comer dulces…

Así como encuentran cosas buenas en mí, encuentran también cosas que no lo son tanto.
Así como puedo encontrar cosas buenas en ti, puedo encontrar cosas que no lo son tanto.

Me falta mucho para ser un ser humano ejemplar en todos los aspectos. Pero me gusta pensar que no voy tan mal. Tal vez algún día lo seré…

No sé ni siquiera cuál es el punto de escribir todo esto… tal vez para que todos se den cuenta de que somos muy iguales a pesar de las diferencias que se ven a simple vista… pasamos por cosas parecidas, sentimos, en algún momento, sentimientos parecidos;  tenemos ideas semejantes, sin importar posición económica, manera de vestir, música favorita, géneros de películas…

Yo creo que hasta tenemos sueños en común, tal vez en esos sueños no aparecen las mismas personas pero, algo tienen en común… Tal vez soñamos con la misma playa, la misma cantidad de hijos… tal vez también soñamos con enamorarnos y vivir el resto de nuestros días con esa persona… Todos buscamos la felicidad, tal vez tú felicidad es la misma que la mía… ¿Cómo podremos saber?...

Más importante aún: ¿Cómo no podemos darnos cuenta?... Somos iguales.


“¡Cuántas lágrimas hay detrás de las máscaras! ¡Cuánto más podría el hombre llegar al encuentro con el otro hombre si nos acercáramos los unos a los otros como necesitados que somos, en lugar de figurarnos fuertes! Si dejáramos de mostrarnos autosuficientes y nos atreviéramos a reconocer la gran necesidad del otro que tenemos para seguir viviendo…” E.S.

LIZ L.S.

2 comentarios:

  1. Muy buena publicación, me puso a reflexionar.

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    1. Gracias=), ese es el punto, que bueno que causó algo en ti.

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