En contraposición aparece Enoch: un jóven sano pero infeliz que no supera el duelo de la pérdida de sus padres. Tras pasar varios meses en coma, al despertar se ha refugiado en un mundo fantástico en donde Hiroshi, un kamikaze, se ha convertido en su mejor amigo imaginario.
Como suele hacerlo el gran cineasta Gus Van Sant, restless, es una película de personajes, íntima, en donde cada uno de ellos se complementa en una historia de amor que vence la barrera del drama y la tragedia.
Esta película me agrada principalmente por una ideología que creo que muchos debemos tomar en cuenta; Es que se dice que un hombre es completamente feliz cuando vive sin miedo y eso implica dejar de temer por las cosas inevitables como el hecho de enfrentarse a la muerte incluso si esta se presenta en un momento inesperado. La naturaleza dice que como humanos vivimos un proceso que no termina sino que se completa al fallecer.
Hay dos formas de vivir la vida: quejándonos por lo que no somos capaces de conseguir y lamentándonos por todo lo perdido, o aprovechando cada segundo de nuestra existencia como única opción para vivir con plenitud. Desafortunadamente la segunda opción, aunque es la más atractiva y lógica, es la más difícil de llevar a cabo, en parte por las costumbres, la educación y todas aquellas cosas morales que nos metemos en la cabeza. Suele suceder que quienes logran este objetivo se enteran cual será su destino.
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