lunes, 9 de noviembre de 2015

Reflexiones después de muerte

¿Qué pensarías si te dijera que voy a morir y que ese día está muy cerca?... Si te dijera que lo sé porque ya casi no puedo ver, mi sentido del tacto se va perdiendo un poco cada vez más y ya no soy capaz de escuchar tu risa o tu voz; todo sabe igual, todo huele a nada y en mi piel hay cada vez más marcas... ¿Qué harías si te dijera que esta es la última vez que nos podemos ver; me harías reír y olvidar la situación o te despedirías? ¿lloraríamos de la risa o de tristeza? ¿Qué dirías?...

¿Te atreverías a hablar de mí frente a los demás en esos días de vela? Algo así como un discurso o algún poema; ¿le contarías alguna vez a alguien que existí? ¿Qué historias elegirías para contar?... Tal vez la del día en que nos conocimos, o nuestra primera pelea, o que siempre me escuchabas cantar desafinadamente pero entregada por completo a la canción... Me queda la duda: ¿qué significo para ti? ¿se lo confesarías alguna vez a alguien?

Me pregunto si pensarías en mí todo el año, o sólo a finales de octubre y principios de noviembre; ¿me pondrías altar con mis dulces favoritos? ¿Sabes cuáles son mis dulces favoritos? ¿Qué foto mía pondrías? Esa que te gusta tanto en blanco y negro, supongo... De tantas cervezas que he probado, siento la curiosidad de saber cuál elegirías.

¿Pelearías mis libros, mis discos, mis películas? Probablemente exigirías algunas fotos de esas colgadas en mi habitación, algunos objetos quizá, esos que me regalaste o que te ayudarían a recordar que alguna vez estuvimos juntos, bajo el mismo techo, en una misma habitación, o contemplando las mismas estrellas, luna y sintiendo la misma lluvia fría recorrernos enteros...

Siempre he pensado que quiero irme de vestido y converse, con mis uñas pintadas con mi esmalte favorito; que cuando me estén cuidado en alguna sala de velación, pongan algo de musiquita, de esa que me gusta -de la feliz, no la triste-. Que hablen como si aún pudiera escucharlos (algo dentro de mi dice que así sería, al menos por un tiempo). Quiero que haya dulces y pizza y cerveza y que vaya de negro el que quiera ir de negro, que vaya de azul el que quiera ir de azul... Me gustaría algo muy de gringos: un "memorial", y que se pare a hablar aquel que sienta la necesidad de hacerlo.

No quiero que lloren... esto es parte del ciclo...

 Si mañana no estoy, te prometo que, en algún momento, volveremos a estar juntos; en otro mundo, en otro cuerpo, pero te prometo que volveremos a estar juntos.

Mi carta de despedida empezará: Do not stand at my grave and weep...



Liz LS

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